Dos años han pasado desde que Madrid acogió la COP25, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se encargó de completar algunas reglas del funcionamiento del Acuerdo de París, pero que no logró sacar adelante los mercados de carbono. 

Participación de Empresas por la Movilidad Sostenible en la COP25 en el especial de movilidad que Ecogestiona – Intereconomía retransmitió desde allí y en la presentación de la sesión “Mujeres por el clima”

Ahora, la COP26 tiene el deber de cerrar, por fin, dicho acuerdo, que se aprobó en 2015 pero que aún no ha sido implementado debido al bloqueo por parte de las naciones más contaminantes.

¿Qué supone la COP26? ¿Qué busca? ¿Cómo afectará a la movilidad? ¿Y a las empresas?

Según Marta Seoane, directora técnica de Conama: “La COP 26 vuelve a poner el foco mediático en la acción climática. Tenemos que aprovecharlo para exigir medidas ambiciosas en nuestro ámbito de actuación a nuestros gobiernos, tanto a nivel nacional como autonómico y local. De la cumbre, esperamos que se alcance el nivel necesario de financiación climática, que será la mejor manera de ver que se pasa de las palabras a los hechos”. 

En el caso de las empresas, ya en 2019 comenzó la campaña Net Zero, en la COP25. Más de 500 empresas se comprometieron a acelerar la reducción de sus emisiones de carbono para alcanzar las cero emisiones netas en 2030, adelantándose en 20 años a las metas marcadas en el Acuerdo de París para 2050. Esto va a suponer que las cadenas de suministro de dichas empresas también sean cero misiones, por lo que la logística es y seguirá siendo clave para la movilidad de sus productos o empleados.

Es aquí donde entran en juego los mercados de carbono. Y es que no siempre se pueden reducir las emisiones, por lo que muchas empresas tendrán que compensar su huella de carbono en dichos mercados. De hecho, respecto al transporte, acuerdos como el Pacto Verde Europeo y el FIT for 55, ya hablan de meter al sector transporte en este mercado.

Ramón Valdivia, director general de Astic asegura que “me temo que la COP 26 como casi todas las anteriores, si bien persigue que todas las naciones o, al menos, la mayoría de las más relevantes en el aspecto de emisiones de GEI, se alineen enfocadas en un objetivo común, para lo que ha servido una vez más es para que constatemos que precisamente los mayores “contribuyentes” a esas emisiones, son los que están convencidos de que el platillo de la balanza que sigue pesando más es el desarrollo económico. Que grandes líderes políticos se pongan de acuerdo en un “número objetivo” como es el de +1,5 ºC pero sin dar señales de cuál sea el plan o programa concreto para lograrlo, parece más un ejercicio de propaganda que otra cosa”.

Por su parte, Arturo Pérez de Lucía, director general de AEDIVE apunta que “la movilidad eléctrica es la forma más eficiente de reducir emisiones en el transporte rodado y además, es el único sistema de propulsión capaz de interactuar con la red eléctrica, impulsando impulsando las energías renovables, la generación distribuida y el almacenamiento energético. Por tanto, su impulso es actual como herramienta más inmediata para alcanzar los objetivos de la COP26 en la movilidad rodada”.

 

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